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La cultura del cannabis
El cannabis es una planta con determinados alcaloides y efectos
objetivos...; pero "sus circunstancias" son un símbolo,
un terreno para la discusión, un punto de partida hacia
otras drogas "fuertes" y el inicio del camino hacia
la marginación. Sus efectos no son objetivos, a causa
la mitificación y de las condiciones del consumo; son
de tal magnitud las ideas preconcebidas y los elementos estrictamente
sugestivos que los efectos aparecen distorsionados.
Portada del libro "El Emperador
está desnudo" de Jack Herer, uno de los principales
escritores del "movimiento antiprohibicionista".
Interesante, pero poco serio ya que presenta un cannabis que
sirve para cualquier cosa y sin ningún inconveniente,
y que no se utiliza por ser víctima de una gran conspiración.
Existen sustancias psicoactivas de tradicional producción
en determinadas áreas geográficas, sustancias
cuyo uso y abuso se remonta al pasado. En cada área
geográfica, su sustancia psicoactiva, su cultura, se
han determinado mutuamente, totalmente influyéndose
entre ellas; esto también ha pasado en occidente, entre
su cultura y el alcohol etílico.
La cultura occidental,
según ha ido avanzando, ha acumulado sus propias "circunstancias",
impulsada por determinados hechos, y ha llegado a producir
el presente, una forma de vida, una escala de valores, unas
particulares relaciones económicas y de poder, etc.,
paradójicamente, todo esto ha propiciado la aparición
de una forma de vida, escala de valores, una cultura en si,
opuesta a la primera.Actualmente la cultura tradicional y la nueva cultura, la
"contracultura", coexisten.
La cultura convencional, la de los individuos socialmente
normales, tiene sus símbolos; la contracultura también,
y los unos y los otros se contraponen. Si la nueva cultura
es contrapuesta a la convencional, también se contraponen
sus símbolos, y también sus "símbolos
psicoactivos".
Si el cannabis se ha convertido en uno de los símbolos
de la contracultura es, evidentemente, porque también
simboliza alguna cosa de la cultura tradicional, una cosa
incompatible con ella misma. Los sujetos normales, bebedores
de alcohol que "no se droguen" rechazan determinadas
sustancias, entre las que se encuentra el cannabis. Los consumidores
de cannabis serán, entonces, los miembros de la contracultura,
los disconformes con "lo establecido".
Existe otro importante grupo de consumidores; sin estas motivaciones
"ideológicas", son sujetos marginales ("subculturales",
más que contraculturales), con problemas psiquiátricos,
propensos a ambientes y actitudes asociales o antisociales.
Esta es, en mayor o menor medida, el motivo de la ilegalidad
del consumo, al que forzosamente relega, así como su
comercio a tales círculos y ambientes.
Tanto los que la consumen porque pertenecen a los ambientes
marginales, como los que la consumen por motivaciones relacionadas
con su simbolismo ideológico, corren el peligro de
marginación social, a la que el hombre puede llegar
por el contagio emanado de las estructuras de grupo, ambientales,
delictivas en si, como el "fenómeno del paso"
a drogas adictivas (heroína, por ejemplo).
La existencia
del "fenómeno del paso" es también,
en gran manera consecuencia de las formas de defensa que el
grupo social convencional adopta respecto al cannabis. Metiendo
todas las drogas en el mismo saco, igualándolas desde
el punto de vista legal, creando el concepto indiscriminado
de "la droga" -como si la "droga", como
algo etéreo, fuese una cosa que "contienen algunas
sustancias"-, y reduciéndose así las posibilidades
de rehabilitación y recuperación de estos sujetos
marginales.
El cannabis está sujeto en el occidente del siglo XX
a mito y un perfil que no le corresponde, el perfil de la
heroína de represión legal y marginación
social.
El grupo convencional, contribuyente a esta mitificación,
ha intentado defenderse. No podemos olvidar que el grupo convencional,
en posesión del poder, básicamente el poder
económico, ha actuado contra el fenómeno contracultural
de forma eficaz, combatiéndolo a través de la
comercialización del cannabis. Con ella se han creado
símbolos, ha contribuido a crear "héroes",
entre ellos la "hierba".
También es cierto
que los "sistemas económicos" vigentes en
el interior de las comunidades contraculturales no difieren
prácticamente de los existentes "fuera".
El cannabis se compra y se vende en la contracultura como
también se compra y se vende el alcohol en el grupo
convencional, y existe el deseo (y no resulta ilógico)
de que algún día se comercializará el
cannabis.
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